Hace ya varias semanas nuestra realidad cambió por completo. La llegada de esta nueva situación nos puso más incómodos de lo que alguna vez imaginamos estar. Nos obligó a enfrentarnos a la soledad, a ver cómo el mundo se para sin dar tregua y a preguntarnos constantemente cómo y cuándo se vuelve a empezar.
Al igual que todos, tengo días en que la llevo bien y días en los que me cuesta más, pero en este tiempo que va pasando encontré siete claves en las que apoyarme para llevar este momento de la mejor manera posible.
De más está decir que no doy por sentado que todos vivamos esto bajo las mismas circunstancias, que para quien no tiene abrigo, salud, afecto o un plato de comida, el problema trasciende lo que yo pueda llegar a decir y que no obvio para nada ese tipo de situaciones.
Como digo siempre: para cada uno su mundo es el mundo, por lo que también es sano que, sin dejar de pensar en el de al lado, nos demos a nosotros mismos ese lugar para estar mal sin sentir culpa.
Después de dedicarme a pensar en esas siete cualidades, hoy las comparto acá porque, como todo lo que hace bien, todavía hace mejor cuando lo compartimos con los demás:
NATURALEZA
Quince minutos disfrutando del sol o el viento que entra de forma directa por la ventana, sentarse afuera a tomar algo los que tienen terraza o salir al jardín para los que tienen esa posibilidad. Sea cual sea la forma, contactarnos un poco con la naturaleza siempre hace bien, despeja la mente y ayuda a que el encierro no sea total.
MOVIMIENTO
Al menos media hora de ejercicio físico, sin importar el tipo ni la intensidad. Nuestro cuerpo necesita moverse, poder ser nuestro foco de atención aunque sea durante un rato. No se trata de tener un espacio enorme, con correr algún mueble y encontrar un rincón en el que acostarse ya es suficiente para darle a nuestro cuerpo un poco de movilidad.
Por cuidar la figura si se quiere pero, sobre todo, por cuidar la mente; movernos estando encerrados ayuda mucho más de lo que podemos imaginar.
CREAR
Algo positivo de esta situación es el tiempo con el que contamos para crear. Desde arte en todas sus formas, hasta cocina o darle un giro a algún espacio de nuestra casa. La creatividad salva y es cuestión de buscar en qué queremos invertirla para sanar, distraernos o hacer algo que para nosotros sea productivo.
Es una forma de sentir que este tiempo no está perdido e incluso nos permite transformar de algún modo esta crisis en una oportunidad.
DESCONECTAR
Vivimos en una era en la que el bombardeo de noticias es tanto que genera ansiedad. Por eso es necesario que cada uno descubra sus límites respecto a hasta donde le hace bien saber todo lo que pasa en el mundo. Mantenerse informado siempre, pero hay detalles que no suman, que solamente angustian y que hablan de una realidad que no podemos cambiar.
Si no estamos preparados para saber absolutamente todo también está bien. Vayamos de a poco, hace bien desconectar. No entremos a esa conversación en la que siempre están compartiendo noticias alarmantes, no vivamos pendiente de los comentarios venenosos de las redes ni dejemos los canales de noticias prendidos todo el día si eso de alguna manera no va a sumar.
LA COMPAÑÍA
Sabemos que los afectos son esenciales, pero en estos días aprendimos que existen otras formas de conectar. Encontrar un momento juntos en el día para los que están pasando esto en familia o concretar llamadas con los demás para los que les toca enfrentarlo desde la soledad. Escribirle a un amigo cuando nos acordemos de él, cuando precisemos alguien que nos escuche o cuando nos demos cuenta de que tal vez también él precisa quien lo pueda escuchar.
Estando lejos existen mil maneras de estar cerca, que la distancia sea física no nos tendría que limitar en lo que es personal.
TIEMPO A SOLAS
Incluso en el medio de esta situación que nos desafía a enfrentar el aislamiento social, estar un rato solos al día a veces es necesario y ayuda a que lo sepamos llevar mejor.
No tiene porque ser en otra habitación, se trata más que nada de encontrar un espacio en el tiempo para nosotros mismos: leyendo un libro, mirando una serie o incluso llamando a otra persona con la que queremos hablar. Sea como sea, elegir estar con uno mismo no tiene porqué estar mal.
ACEPTAR
Lo peor que podemos hacer es sentarnos a esperar que esto pase. Sí, sin duda lo más difícil de todo es aceptar la situación actual. A todos de alguna forma nos tocó una realidad para la que no estábamos preparados y por eso es que tenemos que permitirnos estar mal.
Dejemos de contar los días. Aceptemos que nos cueste y démonos ese espacio para estar tristes de a ratos, porque es lógico estarlo y es necesario para poder avanzar.
Porque lo que no se suelta se termina liberando de otra forma y porque no tiene nada de malo el no saber acostumbrarse de un día a otro a vivir en esta “nueva normalidad”.