Querida Romi de once años:

Acá te escribo desde tus 25, pensando en cómo me imaginaba a tu edad que iba a ser estar acá. No sé cuánto sentido tiene que te diga todo esto, simplemente creo que es algo que a mi me puede ayudar. Te escribo para liberarme, para decirte que te quedes tranquila y para mostrarle a la Romi de ahora que, al fin y al cabo, mirar hacia atrás a veces es la mejor forma de poner las cosas en su lugar.

Sé que no pensas en mi, porque del futuro todavía solo te intriga saber cómo se siente ser mayor de edad. No sé que decirte de esos 18, además de que están a kilómetros de ser como pensás. Pero para que te quedes tranquila: sí, vas a sacar la libreta de conducir apenas puedas y manejar te va a gustar tanto como lo imaginás.

Quería decirte que hay aspectos tuyos que cambiaron mucho y otros que, al parecer, no van a cambiar nunca. Que por fin te animaste a un montón de cosas, pero que existen otras que hasta el día de hoy te cuesta dejar de cargar. Que seguís rodeada de amigos y muchos de los que tenes ahora siguen ocupando el mismo lugar. Que te van a tocar años duros, pero que todavía tenes la suerte de ser lo suficientemente inmadura para poder disfrutar de lo sencillo de la vida un buen tiempo más. 

En cuestión de unos meses vas a enamorarte por primera vez y, por más que en unos años eso te duela, te prometo que algún día vas a mirar con ternura esa primera historia que tanto te va a marcar. Aunque al principio pienses que no, la vida va a seguir y te vas a volver a enamorar unas cuantas veces más. Vas a tener una virtud muy fuerte y es que cada vez que te lastimen, con el tiempo necesario, vas a volver a animarte a confiar. 

Te vas a sacar las ganas de vivir en otro país, y cuando vuelvas vas a quedarte con ganas de irte de nuevo, pero tengo fé de que vas a hacer lo necesario para que vuelva a pasar.

Vas a enfrentarte a desafíos que no sabías que existían, vas a tener trabajos que no pagan y dan mucho y otros que en los que pagan pero no tienen nada para dar. Al final no vas a trabajar cocinando en Utilísima pero vas a llegar a lugares más importantes de lo que alguna vez pudiste imaginar. Vas a luchar por muchas causas que crees justas y lo mejor de todo es que vas a ver resultados tan increíbles que van a cambiarte hasta la forma de pensar. Y, como si fuera poco, vas a tener dos mascotas que van a ganarse un lugar tan importante para vos que la forma en que ves a los animales ya no va a ser igual.

También te vas a poner metas que no tienen sentido y vas sentir que fallaste por no cumplir con plazos que tenías preparados para esta edad. Si podés no lo hagas… porque son lo único que te va a impedir disfrutar estar donde te toca estar. De a ratos te vas a sentir ahogada por las presiones sociales, pero no dejes que te importen y dedicate a lo que te quieras dedicar. Vas a seguir teniendo la suerte de estar bien en las cosas más esenciales y eso es lo que te va a permitir tener siempre presente que el valor de la vida está en todo eso que no se puede pagar.

Vas a llenarte de enseñanzas y, si pudiera recomendarte algo, es que seas un poco más permisiva contigo misma para poder disfrutarte un poco más. Aprendé a querer tu cuerpo desde el primer momento que este empiece a cambiar; aceptarlo después va a ser un desafío enorme y te va a limitar durante tantos años que te va a costar sanar. No dejes que nadie te haga sentir menos y no permitas que otro te diga hasta dónde podes llegar. Aprovechá que tenes a tus amigos del colegio tan cerca, porque van a seguir siendo igual de fundamentales y vas a extrañar verlos todos los días. Disfrutá del viaje a Italia con ellos y sobretodo disfrutá a tu compañera de cuarto, te juro que a esa si que la vas a extrañar. 

Ponete como única meta buscar siempre la felicidad en vez de convencerte de que ser feliz es cumplir metas que no van a ningún lugar. Arriesgate a hacer todo eso que te dé la gana, te prometo que vas a ser lo suficientemente racional como para nunca querer hacer algo que en el fondo esté mal. 

Disfrutá de la vida sin presiones, animate a decir desde ahora todo eso que pensás. Y aunque sepas que duele, más allá de lo que pase, elegí siempre volver a amar.

Querida Romi de once años: vas a encontrar tu refugio en la escritura y vas a reforzar tu amor por el arte cada vez más. Vas a seguir leyendo mucho y también vas a poder disfrutar de lo lindo que es que te puedan leer los demás. Vas a soltar mil emociones en forma de letras y como recompensa vas a recibir todo ese cariño que algún día le diste a otros sin saber que después te iba a llegar.

Vas a crecer mucho, vas a llegar muy lejos y vas a ser tan pero tan fuerte que un día te vas a animar a compartir todo eso que sentís con los demás.